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martes, 16 de marzo de 2010

La carrera de la Reina Roja

Alicia miró alrededor suyo con gran sorpresa.

-Pero ¿cómo? ¡Si parece que hemos estado bajo este árbol todo el tiempo! ¡Todo está igual que antes!

-¡Pues claro que sí! -convino la Reina-. Y ¿cómo si no?

-Bueno, lo que es en mi país -aclaró Alicia, jadeando aún bastante, cuando se corre tan rápido como lo hemos estado haciendo y durante algún tiempo, se suele llegar a alguna otra parte…

-¡Un país bastante lento! -replicó la Reina-. Lo que es aquí, como ves, hace falta correr todo cuanto una pueda para permanecer en el mismo sitio. Si se quiere llegar a otra parte hay que correr por lo menos dos veces más rápido.
Lewis Carrol, Alicia a través del espejo

La carrera de la Reina Roja, es una hipótesis de la biología evolutiva, que describe la necesaria mejora continua de las especies, sólo para mantener el statu quo con su entorno. Como hemos visto, el término fue tomado del cuento de Lewis Carroll Alicia a través del espejo, la secuela de Alicia en el País de las Maravillas. En el cuento, los habitantes del país de la Reina Roja, deben correr lo más rápido que puedan, sólo para permanecer donde están, pues el país se mueve con ellos. El principio puede ser expresado en los siguientes términos:

“Para un sistema evolutivo, la mejora continua es necesaria para sólo mantener su ajuste a los sistemas con los que está coevolucionando”.

La hipótesis de la Reina Roja fue propuesta por Leigh Van Valen a nivel de los sistemas biológicos, sin embargo y ciertamente no supondría sorpresa es necesario considerarla también en el ámbito de los sistemas societales. Los dirigentes políticos, los empresarios y trabajadores, las familias, los individuos, quiéranlo o no, se están enfrentando a un novedoso escenario: el mundo de hoy está condicionado por colosales transformaciones, la aparición de nuevos sectores, la emergencia de nuevas reglas de juego y de nuevas formas en que se generan dichas reglas de juego, suponen la consideración seria de esta hipótesis.

En la actualidad y dado que vivimos en un mundo en transformación, quien no avanza, retrocede. Esto es válido a nivel personal, profesional, a nivel de las organizaciones en las que trabajamos y a nivel de los territorios que habitamos.

Esta voraz carrera por mantenerse en el lugar en el que se está, nos obliga a entender que la flexibilidad es (tal vez) la fortaleza más importante que debemos sostener. El compromiso y la promoción del aprendizaje/autoaprendizaje continuo de las organizaciones, debería ser un tema prioritario. No se trata de instaurar programas de innovación sino de encontrar la forma en que la innovación (y la comunicación entre actores para que ello ocurra) sea el modo de vida de las organizaciones, el espíritu a través del cual se evoluciona para mantenerse. Ello supone que quienes forman parte de un colectivo absorban la complejidad del entorno, es decir , asumiendo la mayor flexibilidad mental posible y teniendo una abierta disposición al cambio, será la forma de garantizar la supervivencia del colectivo. Por todo ello, las generaciones actuales tienen un reto importante y dificil, deberán destruir modelos mentales anticuados e impuestos por una sociedad ya superada pero a la que se han acostumbrado a vivir, deberán transitar de un modelo reactivo, resistivo de competencia y confrontación, a un modelo proactivo y de valor añadido, un modelo de colaboración y exfuerzo colectivo. Pero la transición/evolución a un nuevo modelo, siempre dejará unos cuantos cadaveres en el camino, es ley de vida. Esta vez, serán aquellos con modelo mentales reactivos más interiorizados, propensos a acciones inflexibles y poco adaptados al cambio, como apoderarse y guardar información, no colaborar por la falsa creencia de ser más imprescindibles, anteponer el interes propio por encima de todo, no estar orientados a cumplir con los compromisos y a obtener resultados escudandose en que no hay tiempo, entre otras muchas excusas, no asumir riesgos, no ser capaces de autoorganizarse y adaptarse al conjunto, buscar siempre la zona comoda, no aprender de los errores, resistirse al cambio por comodidad, complejos o miedos, dirigir sin escuchar, tratar a las personas sin empatia, no entender que el conocimiento no se puede limitar a horarios ni a espacios, ser una isla que no se comunica con nadie, trasmitir negatividad, quejarse por todo y no formar parte de la solución, no tener iniciativa y criticar a los que la tienen, no ser generosos con el esfuerzo, etc., etc.

Las personas o ciudadanos sean lideres o seguidores de un proyecto, deberán correr mucho más simplemente para seguir en el mismo lugar, deberán apostar por si mismos teniendo en cuenta, que la mejor forma de apostar por si mismo, es apostar por colaborar y ser parte de algo compartido. Hemos entrado en la era del valor añadido de las personas.